George R.R. Martin: Muerte de la luz

Muerte de la luz

Autor: George R.R. Martin
Título original: Dying of the light
Género: Ciencia Ficción - Romance
Año de publicación: 1977
Páginas: 304

Sinopsis

Una historia de amor con las estrellas como telón de fondo.

Worlorn, durante su esplendor, albergó el fastuoso Festival de los Mundos Exteriores; ahora es un planeta moribundo que se aleja irremediablemente de la Rueda de Fuego para sumirse en una noche sin fin. A él viaja Dirk t'Larien con la esperanza de reencontrar el amor de Gwen Delvano y expiar errores del pasado; pero en su lugar hallará a Gwen unida por jade-y-plata a Jann Vikary y a su teyn Garse Janacek, en un vínculo incomprensible de amor y de odio, tan terrible y a la vez tan grandioso como el fin inevitable de Worlorn.

Opinión

Este es el primer libro que escribió George R.R. Martin, y se publicó antes de que tuviera 30 años. No esperaba encontrar la misma calidad que se ve en sus novelas más actuales, es más, casi tenía miedo que fuera un libro malo... pero si hay algo que afortunadamente ya se evidencia desde el principio, es su imaginación y gran habilidad para narrar.

El prólogo nos cuenta un resúmen de la extensa historia de Worlorn, un planeta vagabundo que no pertenece a ninguna estrella, por lo que flota libremente por el espacio.
En un punto de su existencia, Worlorn  pasó cerca de un conjunto de estrellas conocido como La Rueda de Fuego, un aro de soles que gira alrededor de una estrella aún mayor llamada El Gordo Satanás. Atraído por su gravedad, Worlorn se volvió temporalmente un lugar apto para la vida, y fue de este modo como pudo albergar El Festival de los Mundos, una serie de colonias de diferentes planetas que llevaron su tecnología y cultura mientras el calor de El Gordo Satanás lo permitió.
Pero ahora Worlorn se aleja de La Rueda, y en él sólo quedan unos pocos habitantes, además de los fantasmas de ciudades que ya olvidaron sus días de esplendor.
Si esa imagen no seduce a los fans de la ciencia ficción, no se qué puede hacerlo.

Quizás llamar 'romance' a este libro sea un poco excesivo, pero es una historia donde el motor principal es el amor, o mejor dicho, el amor es lo que hace que la historia comience.
Dirk t'Larien es convocado a Worlorn con un pedido de ayuda de Gwen Delvano, la mujer que amó y perdió años atrás. Él, con la esperanza de poder recuperarla, hace el largo viaje hasta el planeta moribundo para encontrarse con ella... y enterarse muy pronto de que está casada –o algo así– y sólo quiere ser su amiga.
Gwen es ecologista, una de las pocas que quedan en el universo aparentemente, y junto con un grupo de investigadores está analizando la fauna y flora de Worlorn antes de que todo muera. Ella tiene un vínculo llamado jade-y-plata con un hombre perteneciente a una cultura violenta, estructurada y dura.
Dirk cree que está yendo para rescatar a Gwen de ese mundo, pero la realidad que encontrará es bastante diferente y peligrosa, y él va a quedar en el medio de todo. No esperaba menos.

Esta es una historia que probablemente tenga varias interpretaciones, de acuerdo a la forma de pensar de cada lector. Tiene una cierta oscuridad que lo rodea, además de su buena dosis de nostalgia camuflada. Sólo por la idea del mundo ya vale la pena leerlo.
Me sorprendí durante casi todo el libro con la imaginación del autor. Las descripciones de los diferentes lugares del planeta son increíbles, con sus animales y plantas completamente distintos a lo que conocemos. El contexto que armó es realmente fascinante, y sería interesante leer más historias ambientadas allí.
Cada sector de Worlorn es diferente, desde los bosques donde habitan animales extraños, tétricos y peligrosos, hasta las ciudades que tenían construcciones tan imaginativas como tecnológicas, a su modo.

La historia en sí avanza lento. Hay muchas explicaciones en el medio, la mayoría dedicadas a la cultura del hombre con el que Gwen está enlazada, que llegado un punto me resultaron un tanto largas. Esa sociedad es extraña, opresiva y machista aún para los mismos hombres. Por momentos me perdí un poco con el licuado de honor, lealtad ciega y burocracia que es esa sociedad, y le encontré detalles que me hizo pensar en la forma de organización de las manadas de los hombres lobo. 
De todos modos todo el resto está narrado de forma tan linda que no importa la lentitud en la historia. Hay capítulos con mucha acción y otros con muchas explicaciones, pero todo tiene una razón para estar ahí.
Hay algo muy raro que sólo lo puedo adjudicar a lo bien que escribe George R.R. Martin. Muchas de las cosas que se cuentan, explican y ocurren en teoría deberían ser aburridas y hasta monótonas, pero este hombre tiene un don. Ciertas partes de este libro no son interesantes, y sin embargo son interesantes. Todavía no entiendo bien cómo ocurrió eso.

Respecto de los personajes, Dirk me resultó simpático pero todo el resto (Gwen incluída) me generaron una desconfianza casi constante. Son todos extraños, escondedores y parecen estar a punto de explotar unos contra otros en cualquier momento.
Cuando se habla de la vieja relación de Dirk y Gwen, durante mucho tiempo no supe si él era un poco obsesivo o ella un poco paranoica. Hacia el final del libro me formé una idea, pero me parece que está hecho de forma poco clara a propósito, para que cada uno se lleve su opinión.
De todos modos mientras leía iba cambiando de idea constantemente sobre si quería que los dos terminen juntos o no. Los momentos que pasan solos son tiernos y distantes a la vez.
Siempre me encanta ver historias de amor contadas por hombres que escriben fantasía o ciencia ficción, tienen un estilo distinto (y de algún modo más espiritual) del que le suelen dar las mujeres.

En lineas generales me gustó, creo que George R.R. Martin puede hacer una buena historia con cualquier cosa. Probablemente si lo reescribiera ahora sería distinto (más complejo y más claro), pero es innegable que ya desde el comienzo sabía lo que hacía.

Calificación: 3.5/5

Bueno